O como él prefería que le llamasen, Alexander Supertramp. El hombre que vivió completamente solo en Alaska durante 100 días. 

«La felicidad solo es real cuando se comparte«. Fue la última reflexión de Christopher Mccandless (1968 – 1992) y quizás la primera anotación del escritor Jon Krakauer o del director y actor Sean Penn para contar la historia de Hacia rutas salvajes (Into the Wild). Una historia real que merecía ser compartida.

Christopher es un estadounidense con un excelente perfil académico, joven, atleta, procedente de una familia acomodada y con un futuro prometedor. Pero de repente, y sin despedirse, decide donar todos sus ahorros (24.000 dólares) a la caridad para huir de la civilización y perseguir un sueño: Alaska, donde vivió completamente solo durante más de 100 días en búsqueda de la verdad, de su verdad.

Christopher McCandless atleta

«Mi hogar es… mi camino». Antes de llegar a Alaska, Christopher, que se cambió el nombre a Alexander Supertramp, abandonó su vehículo de segunda mano y viajó por Arizona, California y Dakota del Sur dejando escritas sus reflexiones de una prueba tanto física como espiritual, un acto de rebeldía ante una sociedad que le dictaba lo que debía hacer, ser y creer. Una odisea en busca de la belleza y la libertad, para dejar a un lado el materialismo y el estado de bienestar.

Supertramp encontró su particular paraíso en un autobús abandonado donde se asentó con un equipo muy humilde: una bolsa de arroz, un rifle con municiones, muchos libros (de plantas locales, León Tolstoi, Henry David Thoureau, etc.) y equipo de campamento; pero eso sí, rodeado del paisaje paradisiaco de Alaska.

Christopher McCandless experiencia

Lo que le pasó desde entonces no es objeto de este artículo, pues ya está contado. Lo que importa es todo su legado. Alex es la persona que mejor ha definido el término «Felicidad» para este servidor: «La felicidad de la vida proviene de los encuentros con nuevas experiencias, por eso no hay mayor felicidad que tener un horizonte eternamente cambiante, para que cada día tenga un nuevo y diferente sol».

Supertramp podría haber seguido con una vida rutinaria que le garantizaba una sólida y cómoda madurez. Podría haber vivido de muchas cosas en su camino a Alaska: desde con unos trotamundos que le acogieron en su caravana o con un agricultor con una elevadora de trigo, a trabajar en un McDonalds o intentar ser adoptado literalmente por un anciano solitario impresionado por su carisma. Experiencias y más experiencias que le hicieron ser más fuerte, pero todavía vulnerable como todo ser humano. «Qué importante es en la vida no necesariamente ser fuerte, pero sí sentirte fuerte, midiéndote a ti mismo al menos una vez para saber de lo que eres capaz» (Christopher McCandless)».

Como Christopher, tengo una ingente necesidad de sentirme fuerte. Conocí la debilidad cuando en el pueblo de abuelo, Maeztu (Vitoria), huí atemorizado de una inofensiva vaca al asiento trasero del Ford Azul de mis padres. Tenía alrededor de 6 años, pero desde entonces, mi relación con la naturaleza no ha hecho más que mejorar hasta el punto de no poder vivir sin ella.

Christopher McCandless bus

Pero la naturaleza si puede vivir sin mí, al igual que hizo con Chris. “He tenido una vida feliz y doy gracias al Señor. Adiós, bendiciones a todos”. Alex tuvo tiempo de decir adiós antes de irse para siempre. No. No se suicidó. Si algo amaba él era la vida, una vida primitiva. Su único problema fue tener un turbio pasado (según Chris «hay personas que creen no merecer el amor. Se suelen dirigir hacia los espacios vacíos, para así tapar las brechas del pasado») y nacer en el siglo equivocado.

despedida Christopher McCandless

Sin embargo, debido a esa desgracia muchas personas ven a Alex como una referencia y aunque seguir sus pasos es una temeridad (más de uno ha intentado hacerlo), su experiencia hizo que me replanteara mi futuro.

Así que emprenderé un viaje. Mi primera parada será en Madrid capital, donde viviré alejado del confort familiar. Pero sé perfectamente que no será por mucho tiempo. Tan solo tengo que encontrar mi autobús particular y trabajar para conseguir un final diferente. Un final que de sentido a las últimas palabras de Alex: «La felicidad solo es real cuando se comparte«. 

*Este documental recoge la experiencia de Carine McCandless al visitar el autobús donde su hermano Chris estuvo más de 100 días.

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