En lo que va de año han muerto 32 mujeres por violencia de género, 7 más que en 2009 por estas fechas. Desgraciadamente, es extraño que en la escaleta de un telediario o en cualquier medio de comunicación no exista un espacio reservado para este problema social; pero la información no siempre es completa y plural, pues según el juez Francisco Serrano, quien ha recopilado noticias de prensa en los dos últimos años, al menos 31 hombres han sido asesinados por su pareja entre 2008 y 2010.

En efecto, se trata de un porcentaje reducido que no ha tenido la suficiente cobertura informativa ni la representatividad requerida en las estadísticas oficiales del Ministerio de Igualdad. Creado en 2008 durante la legislatura del actual Presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, este ministerio contempla en sus informes anuales sobre los datos de la violencia de género la nacionalidad de la víctima, la edad, la convivencia, relación, ámbito geográfico e incluso el suicidio del agresor, pero en ningún caso el sexo de la persona fallecida.

Y es que al hablar de este tipo de violencia a nuestra mente se viene la imagen de la mujer como víctima, ya sea porque el hombre tiene mayor fortaleza física o porque las agresiones son más habituales del género masculino al femenino.

Cuando sucede todo lo contrario los medios de comunicación nos informan que la supuesta culpable sufría agresiones por parte de la víctima, pero también hay que  centrarse en los recursos psíquicos y emocionales que algunas mujeres emplean para infligir un maltrato psicológico hacia su pareja o ex pareja. Las encuestas realizadas por el Instituto Nacional de la Mujer recogen una serie de afirmaciones para confirmar esta reflexión. Algunas de ellas son habituales en muchos hogares, como el hecho de impedir ver a su familia o amigos, enfadarse sin que se sepa la razón, no hacer caso a sus opiniones o decir cosas delante de los hijos para no dejar al padre en buen lugar o privarle directamente de los mismos.

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Sin embargo, la mayoría de los hombres maltratados no se atreven a denunciar ni consultar abogados por la vergüenza que sienten al hacer público el caso, sea por machismo o porque están más indefensos respecto a la ley y la sociedad en la que, según afirman diversos psicólogos y terapeutas, la mujer adopta el papel de víctima.

Así pues, las mujeres están más protegidas ante la legislación tras la creación de la Ley de Violencia de Género de 2004, pues sólo les ampara a ellas en caso de que sean agredidas por un hombre sin proteger el resto de combinaciones, incluido el colectivo homosexual.

A lo largo de la historia la mujer se ha encontrado en desigualdad con respecto al género opuesto, pero en casos como éste la balanza se ha inclinado hacia ellas. En la lucha por conseguir el equilibrio nada mejor que respetar una de las numerosas perlas cultivadas del poeta, dramaturgo y novelista francés Víctor Hugo: “La primera igualdad es la equidad”.