Mientras la señora Oswald se empeña en recuperar la voz, los demás estamos decididos en apagarla con los smartphones
El metro de Londres, el más antiguo del mundo (1863), es especial por muchas cosas. Tanto, que ni los atentados del 7 de julio de 2005 pudieron con él. Pero hay una estación que esconde una historia fabulosa y de la que nunca supe durante mi estancia en la ciudad que tanto amo, pero a la que cada vez añoro un poco menos: Embankment.
Antes de entrar en ella con la Oyster card, en mayo, justo cuando tenía pensado volver a Londres, conseguí mi primer contrato de trabajo como periodista en España. Algo por lo que debía –y debo- estar feliz, aunque no podía hacer nada más que lamentarme. Y todo por no poder repetir mi experiencia en tierras británicas. Fue entonces cuando recibí estos consejos de mi gente:
- El Londres que tú conociste ya no existe, está en tu cabeza
- Haz que donde estés sea tu Londres (en ello estoy)
- Poco a poco las cosas llegan
- Solo tienes que darle tiempo a la vida
Tiempo. Hace mucho tiempo que Laurence Oswald grabó la mítica frase de ‘Mind the gap, please‘ (Cuidado con el hueco, por favor) para advertir, desde 1960, de que los usuarios del metro tuvieran cuidado de no meter el pie en el hueco que separa el coche del andén. Y cuando falleció en 2001, la viuda del señor Oswald, para no olvidar la voz de su difundo esposo, se acercaba cada mañana a la estación. Hasta que la voz se apagó en Embankment, estación situada cerca del río Támesis y en la que tantas veces fui de fiesta con mis amigos.
Uno de los portavoces del Tfl (Transport of London), explicó el año pasado que la viuda de Oswald Laurence se puso en contacto con ellos para ver si podía obtener una copia del icónico ‘Mind the gap’ que su marido grabó hace más de 40 años.
Es curioso, pero mientras la señora Oswald se empeñó en recuperar una voz, nosotros parecemos decididos a perderla con el uso de los smartphones. Y así lo ha querido reflejar el fotógrafo londinense Babycakes Romero, quien se dedica a capturar imágenes cotidianas que reflejen los comportamientos dominantes en la sociedad. Entre sus proyectos, está el de personas centradas en sus móviles sin interactuar con los que están a su alrededor.

Según, Romero, lo que pretende transmitir es:
Antes de que se inventaran los teléfonos móviles la gente no tenía más opción que interactuar. Sin embargo, eso ya no es necesario porque podemos “fingir” que estamos haciendo algo “importante” en nuestros dispositivos en lugar de pensar en algo interesante que decir. Esto está matando la conversación y creo que es una lacra para la sociedad”.
Quizás Laurence Oswald se repetía mucho con ‘Mind the gap, please’ y no tenía nada más interesante que decir, pero sus palabras, mejor dicho, su voz, llegó al corazón de su mujer. Y al mío.