La historia de Peter Fletcher contada por Nino Bravo

Aunque no destaco por tener un exquisito gusto musical, la semana pasada, hablando de qué artistas escuchaba de pequeño por influencia de mis padres, salieron los nombres de Ana Belén y Nino Bravo. Siempre me sentí cercano a Nino por su profunda voz y la magia de sus letras, pero nunca pensé que nos fuera a unir Alemania.

En agosto de 2007 viajé con el Servicio Civil Internacional a Zarnekla, una aldea de Hamburgo (Alemania) para convivir con gente de distintas nacionalidades en un campamento vegetariano. En dos de nuestros días de descanso, pues trabajábamos en un voluntariado mañana y tarde, fuimos a Berlín, ciudad que por más que me preguntan no sé describir.

Fue en una de las visitas guiadas cuando descubrí la historia de Peter Fletcher. El escenario parecía de película -como la habitación del hijo independizado que los padres no quieren cambiar-, y no sólo porque, curiosamente, estuviesen grabando en la capital alemana la película de Walkiria.  Pero la historia era real.

Peter, como me recordó mi amigo Héctor comiendo el sábado, era un obrero de 18 años que, junto con su amigo Helmut Kulbeik, decidió saltar el Muro de Berlín para reunirse con su hermana. Fue el 17 de Agosto de 1962 y en la búsqueda por la libertad se anteponía el temido “corredor de la muerte”, el espacio entre el muro principal y uno paralelo en construcción. Antes de llegar a su meta, Peter fue disparado gravemente. Su amigo consiguió huir. 

Nino bravo

En esta escena, Nino Bravo cuenta lo siguiente en la canción “Libre”, un tema lanzado un año antes de su muerte en un accidente de tráfico y que fue adaptado como himno en algunos regímenes latinoamericanos, y más tarde manchado por una compañía de móviles.

Tiene casi veinte años y ya está 

cansado de soñar,

pero tras la cementera está su hogar,

su mundo, su ciudad.

Piensa que la alambrada sólo es

un trozo de metal,

algo que nunca puede detener

sus ansias de volar.

Peter pidió auxilio desesperadamente y a pesar del estupor del pueblo nadie acudió en su ayuda durante más de una hora, ya que tanto los guardias de un lado como los del otro tenían estrictamente prohibido permitir el paso. Cuando llegó el permiso a la torre de control oriental, ya era demasiado tarde. 

Con su amor por montera se marchó 

cantando una canción,

marchaba tan feliz

que escuchó la voz que le llamó,

y tendido en el suelo se quedó

sonriendo y sin hablar,

sobre su pecho flores carmesí,

brotaban sin cesar…

«Berlín es la ciudad con más monumentos conmemorativos que recuerdo», me decía Héctor. Y así es. Con la Reunificación de Alemania se construyó uno en honor de Peter, un joven de 18 años que tiró la primera piedra del muro, derribado finalmente el 9 de noviembre de 1989. Ese día, consiguió su libertad. Libre. Como Nino. 

Libre, 

como el sol cuando amanece, 

yo soy libre como el mar… 

…como el ave que escapó de su prisión 

y puede, al fin, volar… 

…como el viento que recoge mi lamento  y mi pesar, 

camino sin cesar 

detrás de la verdad 

y sabré lo que es al fin, la libertad.

peter fletcher