De una forma o de otra, Alemania siempre ha muerto de pie. Y si ha vivido de rodillas siempre se ha levantado
A todo ser humano le fascina, o debe fascinar, el espíritu de superación y el misterio. Y cuando nos intriga alguno de los dos términos, generalmente, es que carecemos de alguno de ellos. Ya podemos ser un libro abierto y al mismo tiempo presumir de nuestra persistencia y fuerza de voluntad como esconder un lado oscuro dejando a un lado nuestras ambiciones y capacidad de sacrificio.
Pero Alemania lo tiene todo. Y queremos saberlo. Lo queremos porque hoy en día no soportamos la incertidumbre, en ocasiones positiva para mantenernos alerta, ya que la tecnología, sobre todo los Smartphones, se ha encargado de resolvernos todas las dudas para convertirnos en seres exclusivamente emocionales, que es de lo que nos diferencia de las máquinas. Todavía.
Con motivo de la victoria aplastante de Angela Merkel en las elecciones, de los pocos dirigentes en pie tras la crisis económica mundial, se hará una breve valoración de Alemania en el artículo número 40 de Lagunas del Periodismo, que se dice pronto.

Alemania fue la gran derrotada de las dos Guerras Mundiales. En la primera, con el Tratado de Versalles (1919), el país se hundió en una inmensa deuda para hacer frente a las multas que, a su vez, dieron paso a una inflación descomunal; quizá una experiencia traumática que explica el rigor con que Alemania impone hoy en día políticas en la Unión Europea que mantienen la inflación controlada. Cabe destacar que Alemania terminó de pagar las sanciones de esta Guerra en octubre de 2010 con el pago de 69,9 millones de euros.
El empobrecimiento de Alemania magnificó el descontento y la desesperación en una población que vio como única salida el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, y en concreto en su figura más importante: Adolf Hitler. La ambición y locura desmedida del Führer llevó a Alemania a iniciar el conflicto bélico más importante de la historia: la Segunda Guerra Mundial. Previamente, con los nazis líderes indiscutibles del Parlamento alemán, Hitler nombró a Hjalmar Schacht, ex presidente del Reichsbank (Banco Central de Alemania), Ministro de Economía para realizar una serie de medidas que pusieron fin al paro en el país, La primera fue romper el tratado de Versalles y por consiguiente poner fin a las deudas pendientes de la I Guerra Mundial, lo que permitió crear infraestructuras como autopistas, redes de ferrocarriles, canales, obras hidráulicas y energéticas y un pack de incentivos para la inversión empresarial y la creación y desarrollo de la industria militar.

El apoyo y entrega del pueblo alemán al Tercer Reich se consiguió gracias a la estabilización de la clase media y obrera con empleo (Alemania pasó de 6 millones de desempleados en 1932 -43,8% de tasa de paro- a menos de 800.000 parados -12%- en 1936) un estado de bienestar con casa, coche y vacaciones y, sobre todo, la propaganda de Goebbels.
Estos años de apogeo finalizaron cuando Alemania perdió, de nuevo, la Segunda Guerra Mundial. Era 1945 y está vez las consecuencias fueron aún más devastadoras con cuantiosísimas indemnizaciones. Alemania no había aprendido la lección y tropezó dos veces con la misma piedra. Sin embargo, fue entonces cuando se dio el llamado «milagro económico alemán» para describir la rápida reconstrucción y desarrollo del país germano tras la guerra. Este milagro se debe, en gran parte, al Tratado de Londres en 1953, por el que EE.UU, con el objetivo de convertir a la Nueva Alemania federal en un pilar de la OTAN frente al bloque soviético, convenció a 20 países para que accedieran a una condonación de «facto» de todas las deudas alemanas derivadas de la Gran Guerra.
De una forma o de otra, Alemania siempre ha muerto de pie. Y si ha vivido de rodillas siempre se ha levantado. Puede que se deba a la suerte o a su espíritu de superación pero Angela Merkel no debe olvidar, y seguro que no lo hace, que gobierna un país históricamente cíclico e irregular. Aunque parece una utopía, es como si los ingleses en unos años tuvieran que aprender español para ir a trabajar a España. Alemania hoy en día es rica y en su día fue pobre. Pero siempre ha sido fuerte. El todo.