En el quinto artículo de Lagunas del periodismo se reflexionará sobre uno de los temas más antiguos y candentes de la actualidad: la religión. Sin embargo, nos alejaremos de los casos de pederastia en determinadas iglesias, del burka y el nihab para conocer otras creencias y analizar porqué cada vez hay menos católicos practicantes en España.

Si les digo Cábala o Cienciología junto a Madonna y Tom Cruise muchos se preguntarán qué relación guardan los dos primeros términos, aparentemente desconocidos, con dos de los personajes más conocidos del mundo. Pues bien, la cantante estadounidense y reina del pop se considera una devota de la Cábala (Del hebr. Qabbālāh, tradición recibida), un conjunto de doctrinas teosóficas basadas en la Sagrada Escritura de la que se hablará más adelante; mientras que Cruise y John Travolta, actores de renombre en Hollywood entre otros, son adeptos a una filosofía religiosa aplicada (así se hace llamar) que se ha extendido geográficamente durante las últimas décadas: la ya mencionada Cienciología.

Ambos fenómenos han sido envueltos en confusión, mitos y leyendas, pues tienen muchas interpretaciones en las distintas fuentes consultadas, empezando por su propia definición.  Sin embargo, lo que nos proponemos en este artículo es, aparte de conocerlas a fondo, si se deben a una moda o a una verdadera fe.

Sin duda, lo consumido, deseado o seguido por una estrella como Madonna es noticia en todo el mundo y si por algo es admirada, además de su música, es por ser diferente a los demás. Por eso, en su afán por ser distinta, excéntrica y única es posible que la cantante se aferre al Cábala o bien que acuda a ella como forma de vida, de relajación o evasión. Pero la Cábala, (en la tradición judía, sistema de interpretación mística y alegórica del Antiguo Testamento) también sale ganando al ser mundialmente conocida. Esta relación recuerda al impulso que el mítico boxeador Mohamed Alí dio a la Nación del Islam en la década de los sesenta y setenta.

MadonnaMadonna adoptó el nombre de Esther en 1998 tras su adhesión a la Cábala

Hablamos de un fenómeno que tiene simpatizantes de todos los estilos, edades y nacionalidades que no es magia ni misticismo, sino una ciencia y herramienta para estudiar el mundo espiritual (según http://www.kabbalah.info/es/). No se requiere ser judío para seguir la Cábala, cualquiera puede estudiarlo y se la ha relacionado erróneamente con las enseñanzas orientales (Budismo e Hinduismo).

Sus orígenes se remontan a tiempos ancestrales, pero la sabiduría de la Cábala ha permanecido oculta desde que surgió hace más de cuatro mil años, pues sus seguidores temían que fuera malinterpretada y utilizada de forma incorrecta. Por ello, algunos estudiosos o historiadores sitúan su nacimiento en el Medio Oriente entre los siglos XII y XIII. Se dice de ella que pretende descubrir el significado interno y oculto de las cosas, conocer el universo y a Dios planteándose si es posible conciliar el espíritu con la materia, cómo ha podido crear el Ser Espiritual el mundo material y de dónde ha surgido la materia terrenal.

De esta forma terminamos esta breve reflexión sobre una sabiduría que dispone de una organización internacional fundada en 1922, el Kabbalah Centre, con más de cincuenta sedes distribuidas por todo el mundo que ofrecen charlas, encuentros y cursos para introducirse en la misma y que han conseguido fascinar y seguramente recibir fondos de, además de Madonna, actrices como Elizabeth Taylor, Demi Moore, Barbra Streisand, Gwyneth Paltrow, Diane Keaton o deportistas como David Beckham.

De la Cábala pasamos a la Cienciología, un sistema de creencias considerada como una filosofía religiosa aplicada, es decir, no es algo que creer, sino algo que hacer. Su fundador fue un ex oficial de la marina estadounidense y escritor de ciencia ficción, Ronald Hubbard, quien en 1950 publicó “Dianética”, un libro sobre la ciencia moderna de la salud mental con el que quiso fundar una religión bajo el nombre de “Iglesia de la Cienciología”, cuyo símbolo es una cruz sin Cristo.

Podríamos dedicar párrafos enteros a hablar de sus principios, expansión por el mundo o actividades de un fenómeno que defiende el parto sin anestesia y en silencio y el rechazo a la medicina convencional, pero nos detenemos en la polémica que ha generado en los últimos años, pues se duda si es una religión o una secta y organización puramente lucrativa.

Para Manuel Guerra Gómez, autor del “Diccionario enciclopédico de las sectas” se trata de una secta porque “secta es un grupo autónomo, no cristiano, fanáticamente proselitista, exaltador del esfuerzo personal y que espera un cambio maravilloso de la Humanidad o del individuo”. De la misma forma lo consideran países como Suiza, Alemania, Francia, Italia, España y Canadá. Por el contrario, en Estados Unidos, Sudáfrica, Venezuela, Suecia y Australia, entre otros territorios, tiene estatus de religión.

Hubbard Lafayette Ron Hubbard, fundador de la Cienciología

“Hace 75 millones de años un soberano galáctico llamado Xenu confinó en la Tierra a los thétanos, malvados espíritus que hasta nuestros días infectan las ‘psiques’ de los hombres, causando males que sólo pueden curarse con mucho dinero y sesiones de clarificación”. Este párrafo, que parece extraído de una película o una novela de ciencia ficción es el postulado de la Iglesia de la Cienciología cuyo cuento continúa tras nombrar en 2007 a un elegido por el compromiso, esfuerzo y sufrimiento que ha padecido por su fe a ese culto. Hablamos de Tom Cruise, un títere en manos de los líderes de la organización que utilizan a estrellas de Hollywood para obtener donaciones millonarias, promocionarse y así conseguir la credibilidad de la que no goza en algunos países.

Mientras tanto, en España nos encontramos con la crisis de la Iglesia Católica, una institución que ha marcado la historia y la identidad de este país. Así lo demuestra una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas en el pasado mes de mayo en la que constata que el número de personas que se declaran católicas ha descendido un 2% entre el 2009 y el 2010 -de 74.7% a 73.2%-. Sin embargo, la mayor parte de ese porcentaje se considera poco practicante o totalmente alejado de dicha religión.

De este modo, los españoles son menos religiosos que la media de ciudadanos de la Unión Europea (UE) por razones como estas:

Þ    La preadolescencia: muchos niños dejan de ir a misa a partir de los 12 años.

Þ    La religión ha apoyado determinadas guerras y regímenes políticos opresivos.

Þ    Existencia de una poderosa corriente laica entre la opinión pública.

Þ    Falta de vocaciones. Cada vez se ordenan menos sacerdotes.

ImagenCada vez hay menos católicos entre los jóvenes españoles

Como bien dijo hace unos años el profesor de sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Díaz Salazar, “hoy el español es religioso por tradición o totalmente indiferente. Queda una religiosidad popular, que se manifiesta en romerías, fiestas y demás ritos que sigue siendo importante”. Sin embargo, la evolución de la sociedad, como bien muestran las estadísticas, no camina de la mano de la Iglesia Católica en un país cada vez más agnóstico, ateo e indiferente pero también tolerante, abierto y pluralista.

Intro EL OTRO LADO DEL ESPEJO por Diego Ochoa de Alda G.

El dueño de este blog, quien disfruta con cada artículo y comentario, es libre de nacimiento. Sé que la religión es un tema muy controvertido, pero si algo he aprendido en los últimos años es a reflexionar. Digo libre porque mis padres me dejaron elegir desde mi nacimiento para no caer en las redes de cualquier institución religiosa que más que educar, sociabiliza a la persona, pues la moldea desde su más temprana edad para que crea y tenga fe en algo en concreto que nunca sabremos si existe. Bendita ciencia.

Y de ahí pasamos al bautizo, a la comunión o al matrimonio no civil, todos ellos respetables, pero que en los últimos años se han ganado la etiqueta de acto social más que rito religioso. Por no mencionar los abusos sexuales de ciertos obispos y que el Vaticano se encarga de silenciar o encubrir, el rechazo al matrimonio homosexual o las riquezas del Papa y de las iglesias en general con las que se podría alimentar a media África, por ejemplo. Lo sé. Llaméenme demagogo.

Y ahora, a mis casi 23 años ya sé lo que quiero gracias a esa libertad. Las palabras de Barry Koshim, autor de un estudio realizado en 2009 en Estados Unidos sobre la religión, reflejan muy bien mi estado y sentimientos: “Más que nunca antes, la gente simplemente está construyendo su propia historia sobre quién es… Dicen yo creo en mí mismo”. En efecto, la fe que no tengo en un Ser poderoso o entidad sobrenatural la tengo en mí mismo y en los que me rodean. El tiempo que malgastaría en rezar lo empleo en resolver mis problemas y en disfrutar de la vida. Todo es cuestión de fe. Quizás yo tenga demasiada en este artículo.